He oído que algunos escritores lo llaman "El Túnel". Algo que se abre, mágicamente en sus cabezas y les permite viajar hasta el lugar donde las historias, los hechos y sus personas se describen con claridad.
Entonces el escritor solo actúa como cronista de lo que ve. Escribe o teclea tan rápido como es capaz para no perder detalle, antes de que la puerta vuelva a cerrarse. (...)
(...) Todos nos desvivimos por lo mismo: capturar esa melodía, ese suspiro de magia que "presentimos" que existe a nuestro alrededor, dominarlo y, como si se tratara de una vieja reliquia, restaurar todos y cada uno de sus pequeños y maravillosos detalles que solo un ser supremo ha sido capaz de diseñar.
Somos, de alguna manera, médiums capaces de hablar con otro mundo. Un mundo de fantasmas bellos y escurridizos. Fantasmas que están ahí para recordarnos que somos algo más que un animal nacido entre dolores y destinado a morir. Fantasmas que podrían explicarnos el origen del mundo, el tiempo y las estrellas.
Peter Harper. Contemporary Music Writer Magazine. 8 de Febrero de 2003.
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