Qué grande es el mundo, cuantos miles de millones de personas viven en el, y cuantos siglos nos separan. Y sin proponérselo, ni buscarlo, ni quererlo, coincides con una persona de la que te sientes afortunado por haberla encontrado. De una forma incomprensible se aparece en tu camino. Aunque no se trata de comprender sino de tener fe.
Lo bueno y lo malo no existe en este sentido tal como lo entendemos todos. No es una línea recta donde cada valor se sitúa en un extremo. Digamos que se trata de dos espirales (negativa y positiva) que se entrelazan entre si. A veces un vórtice está tan cerca del vórtice contrario que es difícil distinguir entre uno y el otro. Incluso puede que a veces se mezcle y pase a convertirse lo uno en lo otro.
Cuando las cosas suceden nos preguntamos porqué a mi y ahora. Buena pregunta con difícil respuesta.
Nos gusta echarle la culpa al azar, a la mala suerte, pero esto no existe desde un punto de vista matemático.
El mundo se compone por formas geométricas que se traducen a números y que parten de un mismo lugar. El dígito 0 se expresa geométricamente con un punto. De ese punto simple, surge a través de la energía todo lo complejo. Es decir, en el número 0 todo cabe y todo puede llegar a ser. Si desarrollamos un punto, nos dará un circunferencia y una esfera, esta a la vez creará una nueva forma recta, es decir, una línia. Asimismo tres puntos será un triángulo o prisma, y así sucesivamente hasta llegar a las formas más complejas. Y en definitiva, somos nosotros con nuestra energía y percepción los que damos forma a esa complejidad.
Pasamos a formar parte de muchos sucesos, fenómenos, sitios, situaciones, lugares, personas, grupos, comunidades, pero partimos todos (sin excepción de animales y plantas) de un punto en común, literalmente hablando.
Proyectamos (todos juntos, en comunidad) una realidad y ésta se materializa ante nosotros. Por lo tanto ahora, mientras lees esto, sintonizas en una frecuencia de pensamiento que te une, en este instante a mi.
Hoy es pasado y futuro al mismo tiempo. El tiempo como ya dije en otra ocasión no existe. No vivimos en un solo plano como nosotros lo vemos, sino en un nivel tridimensional donde todo existe a la vez, en el mismo espacio-tiempo.
Creemos que es el azar el causante de la desgracia, y el destino el que nos conduce a la gloria, pero el azar no existe. Y es difícil aceptar que lo que tenga que ser, será. De manera que lo que vives ahora, en este preciso instante, es lo que importa. Estás proyectando en el presente una imagen y esta a base de repetición se materializará en el futuro. Esta realidad que ahora está formando tu cerebro te cuenta lo que va a ser tu futuro.
Imaginemos que caperucita quiere llegar a casa de abuelita. Su destino es llegar hasta allí. El destino también se encarga de poner al lobo en medio del camino. Y la niña le cuenta donde va, porque no sabe todavía que el lobo no tiene buenas intenciones. Le queda aprender una lección en la vida, tal vez ser más precavida. Por lo tanto cuando llega a casa de la abuelita, el destino vuelve a poner el lobo allí, a ver si esta vez caperucita se da cuenta de que el lobo quiere hacerle daño. Y por suerte, esta vez sí se entera. Ha aprendido la lección. Por eso, caperucita de ahora en adelante esta a salvo de lobos que quieren comérsela.
Son cartas que nos han tocado, algunas ya las conocemos y otras no; las manejamos en nuestro interior, proyectándolas al exterior. El destino es este, el que tu quieres que sea. Lo que te espera ya hace tiempo que se escribió (ir a casa de la abuelita) pero lo que va a pasar, es lo que tu comprendes que va a suceder (ya conocemos al lobo). Las personas viven en este planeta con un solo objetivo: perseguir su destino. No se escribió porque sí.
Nacemos con dos alas y nos enseñan a ignorarlas; nos las rompen, nos las ensucian, nos las estropean y pisan. Están ahí, pero algunos no creen que las tengan, otros las olvidan, otros las encuentran inútiles y otros no saben como funcionan. Las tenemos oxidadas. ¿Cómo se hacía? ¿Cómo se empezaba?
Vamos a dejar de tener miedo al miedo, y si me caigo 7 veces, me levanto 8.
Las alas están para volar. Así que coge las cartas que te han tocado y al lobo por las orejas y mira bien. Decide ahora y hazlo lo mejor que puedas. Lo que tu escojas cambia tu futuro, y el nuestro, el de todos. ¿Perseguimos nuestro destino, o estamos poniéndole barreras?. ¿Voy hacia donde quiero ir?
Pero tu llegaste hasta esta línea, a través de matrix, desde no sé dónde, no sé quien eres, pero esto no es azar. Es el destino que te ha dejado un mensaje.
A esto, yo lo llamo, serendipity.
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