Fragilidad





Estoy asustada. Me acuesto a dormir y mi cabeza empieza a dar vueltas. No controlo nada. He perdido la calma y el sosiego porque me da miedo lo que tenga que venir. Me tapo la cabeza con las sábanas de mi cama y me hago pequeñita, me encojo sobre mi misma. No quiero moverme nunca de aquí.

La oscuridad de mi habitación me envuelve. No quiero salir de mi refugio, ni a la calle. No quiero amigos. Ni familia. Sólo yo.

Me hago diminuta y desaparezco. Escondida, quiero ser invisible. Que se olviden de mi.

Un escalofrío me recorre la espina dorsal y me hace temblar. Las manos se cierran en un puño y me lo llevo delante de la boca, tapándola. He escuchado un ruido que me alerta. Poco a poco, voy haciéndome un ovillo. El silencio retumba en mis oídos. Quiero dormirme y ya está. Mañana será otro día, seguro que mejor. Todavía tengo que ir al baño. Maldito cuerpo. Así que me tengo que levantar pero ahora no, sólo hasta que no pueda más. Me voy a mantener inmóvil como una piedra. Cierro los ojos aterrorizada. 

No quiero ver, no quiero sentir, no quiero pensar, ni preocuparme.

Ahora abrázame. Déjame un rincón de tu mundo que el mío está muy frío a veces. Dime que todo va bien con voz suave. No me sueltes que me caigo, que hoy no puedo. No digas más, sólo acaríciame el pelo como a una niña pequeña. Me hace daño algo y no sé lo que es. 

Tengo miedo.

No quiero salir ahí fuera. No. Déjame llorar, me hará bien. No soy invencible por mas que yo quiera. Cuídame. Mañana te cuido yo.

¿Cómo dirías que es la naturaleza, el ecosistema? ¿Fuerte o frágil?


Acuérdate de mi esta noche, su voz sonó frágil y delgada y lejana. 
(Virginia Woolf).


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