Cuando me levanto por la mañana ya siento la sensación de cansancio y estrés en todo el cuerpo. Son tiempos difíciles. Es bueno seguir siendo fiel a los propios principios, y protegerse de las condiciones exteriores poco beneficiosas.
Los enemigos sufrirán la derrota y entonces empezará un periodo luminoso.
Un octubre de 1307, la infantería francesa hasta el momento amiga de los templarios, irrumpieron en el comedor, a la hora de comer a punta de espada.
El traidor de Floyran, junto al rey Felipe IV y el papa Clemente V, ordenó el arresto y detención de los templarios acusándolos de blasfemia y sodomía. Dirigido todo por Guillermo de Nogaret, canciller real, fueron quemados vivos.
El gran maestre Jaques de Molay maldijo a los traidores. Ese mismo año murieron los tres.
Felipe IV profundamente católico, temía en su fuero interno a los templarios y deseaba poseer sus riquezas. Efectivamente, los templarios eran inmensamente ricos, más que el rey y que los judíos. De hecho, eran ellos quiénes dejaban continuamente dinero al rey. Aunque ellos siguiendo firme el voto de pobreza (tal como pidió Jesús de Nazaret), no ostentaban una vida de lujo.
Los caballeros templarios eran los únicos con un espíritu tan fuerte, que siempre luchaban era hasta la muerte. Probablemente esta era una actitud incomprensible, es decir el hecho de que aquellos poderosos y ricos soldados, tuvieran una absoluta fe y lealtad a sus ideales.
Para poder entender las conductas de los demás se ha de ser sabio, y los reyes, no siempre fueron sabios ni inteligentes, a excepción del rey Salomón, que cuando se convirtió en rey, el Señor le preguntó que don deseaba disponer, y Salomón le respondió la sabiduría. Una cosa es tener conocimientos, y otra es ser sabio.
Continuemos. No hay peor enemigo que el amigo que te tiene envidia. El rey Felipe IV al disolver la orden de los templarios, cancelaba todas las deudas que había contraído con ellos. La herejía, la inmoralidad y las detenciones eran sólo una cortina de humo. El rey agredía así a sus propios soldados cristianos.
Ni lealtad, ni piedad, ni justicia, ni interés por la verdad. No hubo nada.
Y volviendo a nuestra época, aquí tenemos la corrupción de nuestro gobierno, que es tan exagerada que no entiendo como pueden mirarse al espejo sin sentir vergüenza.
Ya es demasiado tarde para que alguien nos sorprenda salpicado por el escándalo.
Es tan grande la indignación que sentimos, que el respeto por la clase política ha quedado destruida para toda una generación.
Somos templarios defendiendo un país, unos ideales, unos principios, una vida digna, y todo para ser traicionados por unos pocos codiciosos.
Y no creo que no se pueda hacer nada, lo que sí creo es que no podemos fiarnos de nuestros representantes. Así son los traidores a gran y pequeña escala; sólo buscan su propio beneficio, sin importarles un comino si las decisiones libres que toman, perjudican a los demás.
Estoy hablando de tener la conciencia de que nos están poniendo en un grave problema. Más que insufrible. Vivimos en un país, en un mundo, en el cual somos simples marionetas.
¿Qué pasará con las nuevas generaciones?
Nos están fumigando con productos artificiales y estamos creciendo con transgénicos. Ya somos inmunes a casi todo.
¿Nada nos afecta?.
Me he hecho demasiado mayor como para comprender, que tal a lo máximo que puedo aspirar en esta vida, es a realizar pequeñas mejoras en un mundo imperfecto.
Lo más triste de una traición es que nunca proviene de un enemigo.
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