La ayahuasca era el tema principal de la conferencia a la que asistí. Yo que jamás he probado ninguna droga exceptuando algún porro. Pero la curiosidad es el motor que mueve a la gente más inquieta, a buscar más allá de lo establecido. Un gusano que te carcome por dentro y nunca se sacia de nuevos conocimientos y nuevas respuestas, porque detrás de una respuesta siempre viene otra pregunta y así hasta el infinito. La búsqueda de lo extraordinario cómo un fin en sí mismo.
La ayahuasca por lo que he entendido es un atajo. Es una medicina o un veneno que tomas para alcanzar un nivel de conciencia superior. Es abrir las puertas de par en par a un acceso privado y profundo de tu ser, donde conectas tu propia realidad con la del universo entero.
El conferenciante decía que somos como aquella ave rapaz sujeta con las garras al guante de su dueño, encapuchada. Lo decía en el sentido de ciegos al mundo porque este nos da miedo. Sin embargo, siguiendo el hilo temático de la cetrería, para domesticar un ave salvaje debes acostumbrarla a tu presencia, a los ruidos, a la luz, a los movimientos a su alrededor, hasta que esta esté totalmente segura de que contigo está a salvo. Si le quitas de golpe el capuchón y el fiador, esta volará desesperada hacia la seguridad de la rama de un árbol. Por este motivo, el cuidador tiene que dar largos paseos con ella, cuidar su peso, entender sus necesidades y amarla. Lo mismo pasaría si a una persona le arrancas la venda de los ojos. Se asusta de su propia libertad, de sus propios miedos y del nuevo mundo que redescubre alrededor.
La paciencia es algo exasperante, pero hay que recordar que cuando tienes muchas ganas de ver algo, a veces lo único que tienes que hacer es esperar y tener paciencia.
Hubo una asistente que explicó cómo los días siguientes de ingerir el puré, estaba en estado de shock al recibir de golpe tanta información. Otra chica preguntaba que haría si llegado el momento era incapaz de llegar por si misma a ese nivel de conciencia.
La desesperación por la búsqueda de nuevas experiencias, de una liberación de nuestro propio ser, y los atajos rápidos pueden convertirse en una arma de doble filo. El ave quiere volar pues es naturaleza, ¿pero estamos preparados para asumir esa responsabilidad?
Hay que ser joven para algunas cosas y viejo para otras.
Es una locura solo el intentar expresar con letras ciertas cosas aunque es mi locura, la que me mantiene cuerda.
El conferenciante habló del amor que hay en todos nosotros, y algunos le preguntaron cual de las drogas era la mejor. El quería decir que la ayahuasca es una herramienta para crear y sin embargo, el diálogo social siguió por otros derroteros.
Así que sabía antes de salir de la conferencia, cuan largo es el camino porque el camino solo se hace al andar.
La paciencia es amarga, pero sus frutos dulces.
Rousseau
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